¿Por qué la Inteligencia Emocional es tan diferenciadora en el Liderazgo?
Al llegar al trabajo aquel día noté algo diferente en Blanca, la jefa de turno: su tono de piel era más rojo que de costumbre y la coleta de su pelo, que habitualmente era alta, hoy estaba baja y algo despeinada. Su voz también era más baja de lo habitual y su mirada estaba ligeramente vuelta hacia el suelo.
La reunión antes de la apertura al público transcurrió con normalidad, aunque noté que Blanca estaba distante. Al acabar le pregunté colocando mi mano en su hombro si iba todo bien. En ese momento, Blanca conteniendo las lágrimas, me dijo que su perro había sufrido una parálisis en todo el cuerpo durante la noche y estaba grave. Tras unos minutos de charla para darle ánimos decidí cambiar sus tareas para el día reduciendo sus horas de atención al cliente, dejé que telefonease durante su jornada al veterinario varias veces y le facilité salir uno poco antes de su hora para que pudiese acudir lo antes posible al hospital veterinario.
Aunque Blanca continuó preocupada, volvió a trabajar al ritmo de siempre desbordando de nuevo la energía que la caracterizaba en todas sus tareas.
Aquella situación nos ayudó a sus compañeros y a mi a conocer más sobre ella y sobre su pasión por los animales, también nos mostró su vulnerabilidad y nos ayudó a tejer lazos más fuertes como equipo pues recibió comprensión y cariño por parte de todos en un momento de dificultad.
La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer las emociones de los demás y las nuestras usando esta información para guiar nuestro comportamiento sabiamente. El dominio de la inteligencia emocional es el mayor diferenciador individual en el liderazgo hoy en día.
Si al ver a Blanca permito que el malestar que me provoca ver su cara y su estado de ánimo me atrape, lo que haré es comenzar a presionarla para que se centre y trabaje como habitualmente, seguramente sin conseguirlo. Si, por el contrario, observo mi malestar y gestiono esa emoción sin que tome las riendas de mi comportamiento, conseguiré mantener la atención para observar sus emociones y actuar de un modo más inteligente. Hablo con ella, descubro, actúo. Sin saber nada sobre la situación que estaba viviendo Blanca difícilmente podría haber tomado una decisión para ayudarle a recuperar su ritmo habitual y eso hubiese influido en las tareas que el equipo tenía que realizar, en el trato con los clientes y en las ventas de aquella mañana.
Esta respuesta será más adaptada a la situación, tendrá mejores resultados y además dejará una huella emocional positiva en Blanca que facilitará nuestra relación actual y futura. Esta huella emocionalmente positiva podemos dejarla también en proveedores, clientes… funciona del mismo modo y nos da una ventaja competitiva muy importante.
En esta situación real habilidades como la consciencia y la regulación emocional, la empatía, la motivación, la comunicación afectiva y efectiva, la capacidad para manejar la atención y ser de servicio como líder marcan la diferencia. Las habilidades de inteligencia emocional basadas en la atención plena tienen un importante impacto en las personas y en las organizaciones.
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