¿E-mail incendiario? Stop: Estas prácticas de Mindfulness e Inteligencia Emocional pueden ayudarte.
¿Notas como cuando lees algunos correos tu cuerpo se tensiona? ¿Has pensado que algunos de los que mandas tú pueden provocar el mismo efecto en la otra persona?
Hoy en día el envío de correos y mensajes escritos se ha convertido en un modo de comunicación habitual por eso, es necesario aprender a tener una comunicación de calidad de este tipo, evitando así conflictos y malentendidos que dañan la colaboración y el éxito de cualquier proyecto.
Ten en cuenta que cuando recibimos un correo nos perdemos una parte importante: las señales no verbales. Has recibido el correo, pero no ves su cara, ni su reacción, no escuchas cómo es su tono de voz… Como no tenemos toda esta información, nuestro cerebro hace lo que viene haciendo siempre: completar la información. De este modo, somos nosotros los que ponemos todos estos matices al e-mail y esto nos lleva a ver críticas o ataques, aunque no fuese esa la intención de la otra persona. Lo mismo les sucede a los demás con algunos de nuestros correos, generándose un campo perfecto para que se cree una espiral de reactividad, conflicto y malentendidos.
A continuación, te mostramos algunas ideas basadas en Mindfulness e Inteligencia Emocional para esos momentos en los que llegan correos que te “incendian”.
“Llevar prácticas de Mindfulness e Inteligencia Emocional a nuestros e-mails nos ayuda a evitar malentendidos, conflictos y situaciones estresantes”.
Acabas de leer el correo y el corazón comienza a latirte fuerte, las mejillas están acaloradas y la ira invade tu cuerpo. Stop. No contestes, veamos un modo más inteligente y constructivo de actuar:
- Para: Para unos minutos, puedes incluso levantarte caminar unos pasos prepararte un té o cambiar de actividad.
- Respira: Realiza algunas respiraciones por la nariz inhalando profundamente y al exhalar hazlo muy despacio. Si notas mucha tensión puedes echar el aire por la boca. Con esta respiración activamos el sistema parasimpático que nos ayuda a calmarnos.
- Observa: Siente como las emociones se manifiestan en tu cuerpo. No es fácil no dejarse arrastrar por ellas, pero puede ayudarte sentirlas como algo físico: el calor en las mejillas, el corazón latiendo …
Puede que ahora estés un poco más tranquilo, aunque todavía no es el momento de redactar la contestación:
- Conecta: Trae ahora a tu mente al remitente y busca una similitud contigo. Se trata de establecer una conexión que te haga más fácil empatizar y verlo como un ser humano que, igual que tú, busca no sufrir.
- Ofrece amabilidad: Piensa en ser amable, esto facilitará que des una respuesta más constructiva y positiva. ¡Recuerda que no se trata de ganar un combate sino de ser constructivos!
- Redacta: Si realmente es necesario dar una contestación redáctala con esta nueva perspectiva.
- Relee como si fueses tu quien lo recibe, ponte en la piel de la otra persona.
- Conecta con tu respiración: Antes de enviar toma tres respiraciones profundas y luego observa tu respiración en el abdomen, entrando y saliendo sin que tu hagas nada. Permanece unos minutos con tu atención enfocada ahí.
- Vuelve a releer de nuevo: ¡Si hay algo que cambiar este es el momento! No olvides que estás creando la respuesta más positiva posible y que te ayuda a ello ofrecer amabilidad y buenos deseos a la otra persona.
- Envía: ¡Ahora sí!
Llevar prácticas de Mindfulness e Inteligencia Emocional a nuestros e-mails nos ayuda a evitar malentendidos, conflictos y situaciones estresantes. Además, genera relaciones más cordiales y mejora la colaboración, ambas clave para que cualquier proyecto funcione.